Experiencia y escritura

Nancy Fernández ejerce un tipo de crítica literaria que nos hace falta: diseca poemas de relojería con delicadeza y minucia de relojera. En sus incursiones por la poesía de Arturo Carrera no sólo lee los poemas con lupa sino que los ubica respecto de los poetas-críticos-filósofos-músicos-pintores pertinentes según la noción de genealogía antes que la de influencia. Así que, entre la transgresión y la tradición, enfatiza con sagacidad el trazo central de esa poética de las voces y formas ausentes, que es la capacidad de llevar al paroxismo el proyecto vanguardista de la mezcla de lo sublime en lo simple. Como nota la autora, no se trata de una ruptura personal del poeta, cuya filiación neobarroca inicial es conocida, sino de un desdoblamiento y de una continuidad de estilo –aquél capaz de atravesar la experiencia de lo real para explotar “el saber sobre la vida y sobre el mundo afirmado y recogido en el espacio labil de la poesía”. Por eso consigue, como el poeta que lee, “sostener el valor del saber como inmanencia artística”, que es deseo y misterio, repetición y diferencia.

Joca Wolf

Desde la filosofía, la crítica literaria o la historia, Nancy Fernández lee siempre la poesía “poéticamente”. Y esto, que podría parecer un pleonasmo, es el signo de una intensidad de lectura. Pero también su objeto, como suele decirse, Arturo Carrera, con una extensa y compleja obra que lleva más de tres décadas de escritura, es un poeta de lo intenso, no sólo en relación con las experiencias que estarían en el origen de lo que escribe, sino también con respecto a los saberes que pone en juego, los libros de los otros, las épocas y el instante histórico. Es lo que en el romanticismo se llamaba un “poeta sabio”, es decir que sabe lo que está haciendo, conoce su novedad y sus filiaciones. De allí la felicidad de este libro, que conjuga dos intensidades en torno al único objeto que se presenta sin embargo con todas sus condiciones de inaccesibilidad, la poesía. Y en esto incluso el horizonte de Nancy Fernández recuerda un viejo proyecto de Friedrich Schlegel: una crítica de la poesía que comprueba su autenticidad y así llega igualmente al rango de lo poético.

Silvio Mattoni